El amor lo mueve todo y también la arquitectura. Por eso desde el IEB en colaboración con Ecohabitar se organiza el webinar “Diseñar desde el corazón: la arquitectura según Gabi Barbeta”. Una charla con conciencia, pasión y mucha empatía que nos va a transmitir este doctor en arquitectura, profesor y fundador de Ecoarquitectura a través de su experiencia personal.
Gabi Barbeta llegó a la bioconstrucción con el fin de ayudar a las personas. El carácter más social, el sostenimiento del planeta y la perspectiva holística fueron sumando hasta darse cuenta de que “las cosas hay que hacerlas desde la actitud y la conciencia” ,teniendo en cuenta cada uno de los materiales que se utilizan, cómo se construye, la comunidad que formamos y el destino que le damos.
Por eso para el ponente, la arquitectura es sentir desde la coherencia interna, desde el saber del ser, como explica en su libro La arquitectura del amor. Barbeta apuesta por “dar desde el corazón y no desde la mente” porque “el amor es la energía expansiva, la intención cósmica que hay detrás de todas las cosas y nos da la felicidad, la autorrealización y nos guía por el camino personal”.
Este jueves 23 a partir de las 20h España, Gabi Barbeta compartirá su experiencia sobre qué significa diseñar desde el corazón, desde una faceta diferente que ha descubierto en su propio camino. “Hay una diferencia entre pensar y sentir. Sentir te lleva a hacer cambios importantes y profundos”, nos adelanta.
Y es que para este experto es necesaria una bioconstrucción con corazón porque “abre una dimensión mucho más importante y nos hace ser más comprensivos con los demás y el mundo”. A través del amor se logran proyectos concretos para cada una de las necesidades. “No tenemos la verdad y no queremos convencer, sólo se trata de dar propuestas y explicar la importancia de la bioconstrucción sin tensiones. De esta manera se abren puertas a todo el mundo y cada uno encuentra la suya propia”.
“La arquitectura es una cristalización de lo que somos: pensamiento, anhelos, intuiciones, sueños y necesitamos amor para vivir y la arquitectura va en resonancia con todo esto”, concluye. El colaborador del IEB pone su corazón en cada proyecto que guía y consigue que ese lugar tenga un valor añadido para la persona, algo que para él no puede ser “más rico, gratificante y feliz”.
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