Resumen del Trabajo Fin de Máster en Bioconstrucción IEB de Nora Rotter, arquitecta de interiores, alumna de la 18ª edición.


Nuestra tierra, nuestras ciudades y pueblos y nuestra sociedad están en una encrucijada. Estamos en pleno cambio climático global y, como todos sabemos, nuestra tierra se precipita por la recta final hacia el abismo.

Pero desde abajo se van plantando pequeñas semillas, iniciativas que surgen en la sociedad y que poco a poco van modificando su entorno inmediato.

Tenemos que volver a ser conscientes de lo que nos rodea y, si es necesario, podemos cambiarlo a mejor.

Quizá nuestro futuro esté en nuestros pueblos casi olvidados. Precisamente estos lugares, si sus habitantes se unen y tienen un objetivo común, pueden ser autosuficientes en cuanto a alimentos, energía y, en algunas casos, casi por completo económicamente.

Los puntos más importantes para alcanzar estos objetivos son la comunicación, la cohesión y el deseo del pueblo de crear algo en comunidad, de atreverse a algo nuevo y, sobre todo, de ver un sentido en todo. Crear algo de lo que sentir orgullo, que muestre de nuevo el valor del pueblo y de la comunidad.

Hay que recuperar el derecho a un espacio propio, al igual que las personas y las relaciones sociales tienen que volver a estar en primer plano.

Mi semilla en esta dirección es el diseño urbanístico social, activo y comunitario del espacio exterior con intervenciones sencillas para que el encuentro entre todas las generaciones tenga cabida.

En mi trabajo, primero me ocupo del inventario de los espacios públicos existentes en Benizar, el pueblo que tomo como ejemplo. ¿Qué espacios hay?, ¿cómo se utilizan?, ¿por qué se utilizan o por qué no?, ¿están representadas todas las generaciones? y ¿cómo se pueden mejorar los espacios para permitir el encuentro y satisfacer las necesidades de las diferentes generaciones?

He desarrollado posibles soluciones que sólo pretenden ser ejemplos de posibles intervenciones. El diseño final está en el poder de decisión de los residentes.

Las únicas directrices deberían ser: hay que incluir a todos los grupos de edad, para los lugares de encuentro comunes pero también para los lugares específicos de cada generación. La naturaleza debe ser incluida, comprendida y apreciada en el espacio del pueblo. Las personas deberían volver a tener prioridad sobre los coches. Los trabajos deben ser planificados y realizados por los vecinos en pequeños grupos. Y por último, pero no menos importante, los materiales deben ser locales, baratos y, a ser posible, de materias primas naturales.

Un ejemplo de mi trabajo:

La plaza del pueblo no es tal, sino un ensanchamiento lateral de la carretera principal. Sólo hay una farola en el centro con un banco alrededor, una pequeña isla que sirve de lugar de encuentro para los señores mayores. El parque infantil adyacente está expuesto al fuerte sol o al frío viento y es estéticamente aburrido, estéril y deja poco espacio para el juego libre.

Mi intervención en este espacio central de la vida social pretende devolver al pueblo una verdadera plaza, un lugar de encuentro para todas las generaciones. Incluye la instalación de bancos frondosos, jardineras en los bordes de la carretera, de una sombra para el parque infantil, de una fuente con bomba de agua y de un pabellón de caña en la terraza del centro comunitario.

El coche pierde protagonismo y se humaniza el espacio mediante la instalacion de bancos con plantas que forman una pequeña plaza, proporcionan sombra, asientos a varias alturas y espacio para la conversación.

Se puede ralentizar el tráfico instalando jardineras hechas con neumáticos.

La instalación en el parque infantil de un sombraje, una estructura orgánica de madera con vegetación natural, crea un espacio delimitado y confortable y ofrece soporte para colgar columpios y barras de escalada. Crea un interior y un exterior, sol y sombra, e integra los materiales naturales.

Las jardineras existentes, actualmente abandonadas, pueden reactivarse y llenarse de vida con diversas flores y plantas silvestres.

Un pequeño pozo de bombeo da visibilidad al agua en el pueblo, que es rico en manantiales, donde niños y niñas y también personas adultas pueden volver a conocer este importante elemento de forma lúdica.

Una terraza del centro comunitario, por el momento completamente inutilizada, ofrece a la juventud un lugar de experimentación, arquitectónica y socialmente.

Todas mis sugerencias son fáciles de aplicar con medios sencillos y con el trabajo de personas no expertas. Con resultados rápidos y eficaces, para que las personas residentes puedan celebrar y disfrutar de la vida. Y tomar conciencia de sus diversas habilidades para luego avanzar en los objetivos de una comunidad sostenible, social y resiliente.

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