La arquitecta italiana Tiziana Monterisi estará en Fiscal en las Jornadas Técnicas de Bioconstrucción el próximo 24 de septiembre.
El reciclaje y la economía circular llegan a su máximo esplendor con la propuesta de Tiziana Monterisi, una arquitecta italiana que vio el potencial de los residuos derivados del procesamiento del arroz para convertirlos en materiales de bioconstrucción.
Así nació en 2016 Ricehouse, una empresa innovadora que ha pasado de 2 a 22 trabajadores en el último año con el objetivo de crear un impacto positivo en la sociedad impulsando un cambio responsable. Los muchos años de experiencia de Monterisi y la pasión por la investigación de Alessio Colombo sentaron las bases para crear una “startup” en su propia casa.
La idea de la arquitecta italiana cierra el ciclo entre la agricultura y la arquitectura ecológica reduciendo el dióxido de carbono en la atmósfera y dando una segunda vida a la paja y a la cáscara del grano sobrante del cultivo del arroz. Una solución que reduce el impacto ambiental y garantiza el ahorro de energía logrando unos materiales naturales, muy ligeros, altamente térmicos, transpirables y saludables gracias a la mezcla con barro, cáscara y paja de arroz.
El próximo 24 de septiembre inaugura las Jornadas técnicas y la Feria de Bioconstrucción en Fiscal (Huesca) con la conferencia “Arroz para la arquitectura. Una arquitectura regeneradora y saludable para las personas y el medio ambiente”.
¿Como nació la idea de utilizar los deshechos de la producción del arroz para convertirlos en material de bioconstrucción?
Fui a vivir a Biella, en la zona del Piamonte en el norte de Italia donde se produce mucho arroz. Me sorprendió que tras la recogida cada septiembre y octubre se quemaban muchos restos de paja en el campo y empecé a estudiar una alternativa. Así descubrí que tanto la paja como la cáscara resultante de la producción del arroz era muy útil para la construcción y nadie la estaba reutilizando.
¿Cuál fueron los primeros resultados?
Empecé experimentando en primera persona con mi casa y tras un montón de pruebas en laboratorio observé las buenas cualidades para el aislamiento y la durabilidad del producto. Las grandes cantidades de desperdicio en forma de paja y cáscara tenían una segunda vida y lo mejor de todo, evitabamos su quema y la contaminación ambiental. De esta manera teníamos un doble beneficio, la eliminación del dióxido de carbono en la atmósfera durante los seis meses de la producción del arroz y la desaparición de las quemas de los restos que reconvertimos en material para la bioconstrucción.
¿Y cómo es el proceso desde la recogida de residuos hasta la obtención del nuevo material?
Es rápido y sencillo. La paja podría ir directamente del campo a la construcción de la casa, aunque nosotros la guardamos durante 3 o 4 meses en un almacén. No hay trabajo industrial y eso significa que los productos no necesitan agua, ni mucha energía para utilizarlo en construcción. La paca la cortamos en trozos pequeños y la llevamos a una empresa que hace paneles de menor espesor con diferente formato. Respecto a la cáscara se puede utilizar directamente en la obra. Mediante el procesamiento de residuos de la cadena del arroz es posible alcanzar estándares de eficiencia energética.
¿Cuál es su utilidad en la bioconstrucción?
Tenemos más de 30 productos para emplear en las casas. Aislamiento, mortero mezclado con cal y arcilla para el interior y material para pavimentación. Tiene su cabida en todo el edificio excepto para la estructura. Todos ellos destacan por su facilidad de aplicación, manual o mecánico y son adecuados para todo tipo de obras.
¿Este material sirve para construcciones en cualquier tipo de clima?
La característica de la paja y la cáscara de arroz es que se puede utilizar en países como Italia, España, Francia, etc… pero también en el norte de Europa porque su capacidad de aislar sirve tanto para el frio como el calor por lo que se puede utilizar para viviendas de todo el mundo.
Ricehouse es la empresa del material hecho con la paja y la cáscara mezclado con arcilla y cal, pero también han desarrollado la marca Risorsa, ¿en qué consiste?
Risorsa es un modelo de casa ecológica que no necesita energía ni para calentar ni enfriar. Es natural, sana para sus habitantes y para los constructores. Además de ser un concepto de casa ecológica, es un estilo de vida.
¿Se podría implantar esta reconversión de los deshechos del arroz a otros países?
Sería perfecto encontrar empresas en España para trabajar con nosotros. Ricehouse podría hacer un buen trabajo en la zona de Valencia donde hay gran producción de arroz y podríamos aumentar los materiales para toda Europa. El arroz es el único recurso presente en los 5 continentes y la base alimenticia de dos tercios de la población mundial.
¿Cómo ha sido la evolución de la empresa?
Empezamos dos personas y ahora somos 22. La producción es limitada pero en los últimos años hemos crecido y esperamos seguir así. Además, por cada tonelada de deshecho de la producción del arroz conseguimos eliminar una tonelada y media de dióxido de carbono. Este año hemos reducido 266 toneladas de deshecho aunque seguimos teniendo trabajo hasta el millón de toneladas que se generan en Italia al año.
¿Por qué hablamos de economía circular en su empresa?
Nacimos en la economía circular como una forma diferente de negocio. Partiendo del campo hacia la construcción de casas sanas con productos biodegradables o reciclables. El hombre tiene que empezar a hacer economía ética para el medio ambiente y para las personas. Al usar algo que ya está presente en la naturaleza, evitamos tener un impacto en el medio ambiente. Para nosotros, esto es lo más importante
¿Hacia dónde se dirige Ricehouse?
Seguimos investigando y apostamos por el textil del mobiliario para hacer piel ecológica hecha a base de cáscara de arroz. También trabajamos en el diseño con impresoras 3D para confeccionar calzado. Tenemos nuevas ideas para utilizar tanto la paja como la cáscara disponible en todo el mundo.
Nuestro objetivo es generar un impacto positivo en la sociedad a largo plazo, ayudando a crear las condiciones para la prosperidad social y ambiental ahora y en el futuro. Desde 2020 Ricehouse somos “Benefit company”, una evolución del propio concepto de empresa que integra en su objeto social, además de los objetivos de lucro, el de tener un impacto positivo en la sociedad y la biosfera.
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