El PVC es el tipo de plástico que contiene más sustancias cancerígenas y aditivos tóxicos.
Por su precio, aislamiento térmico y versatilidad, el policloruro de vinilo o PVC (código 3 de tipos de plástico) se ha empleado durante décadas en muchos productos habituales, como tuberías de agua potable, envases de alimentos o ventanas.
Lo que no dijeron durante todos estos años es que el PVC expone a la población a sustancias cancerígenas y otros contaminantes tóxicos. Tampoco que amenaza las fuentes de agua, la capa de ozono y la salud de nuestro planeta, además de alimentar otras crisis, como la climática.
El PVC requiere más aditivos que cualquier otro tipo de plástico. Representa por sí solo el 73% de la producción mundial de aditivos en volumen, de los cuales una cuarta parte son sustancias preocupantes que pueden migrar o escaparse de los productos.
Es decir, el número de sustancias peligrosas que pueden estar presentes en los plásticos de PVC es mayor que en cualquier tipo de plástico.
Un ejemplo es el ftalato DEHP, presente en grandes cantidades en productos fabricados con PVC blando/flexible. Este ftalato está clasificado como un disruptor endocrino que puede dañar la fertilidad o al feto y es muy tóxico para la vida acuática, según la UE. Muchos de los sustitutos a este ftalato han sido “sustitutos lamentables”, es decir, igual de tóxicos que la sustancia que sustituyen, aunque con menos estudios que lo demuestren.
Si pocas personas han sido conscientes del peligro del PVC durante décadas ha sido porque la industria productora lo ha ocultado, como sigue ocultando las propiedades potencialmente peligrosas de sus aditivos.
No existe el «PVC sostenible»
Que no nos engañen. No existe el PVC verde o sostenible. La evidencia científica muestra que el PVC provoca importantes problemas a la salud y la naturaleza en todas las fases de su ciclo de vida tanto en su fase de producción, en la que se liberan sustancias químicas altamente peligrosas sobre la población y los y las trabajadoras, como durante su uso en envases de alimentos, juguetes o tuberías de agua, que liberan aditivos nocivos, como estabilizadores de plomo, ftalatos y compuestos orgánicos volátiles. También es tóxico en su eliminación como residuo porque es un plástico muy difícil de reciclar ya que contiene ingredientes muy tóxicos que no pueden ser reutilizados ni reciclados, durante su combustión se emiten sustancias cancerígenas y disruptoras hormonales como mercurio, dioxinas y furanos. El vertido de residuos de PVC contamina las fuentes de agua con microplásticos y el resto de sustancias tóxicas.
La Comisión Europea se comprometió a restringir el PVC y sus aditivos en su hoja de ruta sobre restricciones de 2022 (lo más parecido a una prohibición en la legislación europea de tóxicos REACH). Ya ha pedido a la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) que prepare un informe sobre los riesgos del PVC, incluidos los riesgos para la economía circular.
Kistiñe García será la ponente de este webinar. Ella es miembro de las campañas «Por un futuro sin tóxicos» y «Libres de contaminantes hormonales» de Ecologistas en Acción.
Enlaces a la grabación de la sesión y la presentación con enlaces a normativa.
Esta es la petición para prohibir el PVC.